sábado, 24 de marzo de 2007

Nam June Paik.

Cuando éramos pequeños nos decían que no podíamos ver la tele porque era mala para nosotros. Pero la tele nos gustaba: había pastorcillas repelentes, puercoespines rosas y gnomos que se convertían en árboles. No nos creíamos que aquello tan entretenido pudiese hacernos daño. Nuestros padres, los pobres, estaban condenados a perder la batalla de la educación razonada. Afortunadamente, los padres de hoy lo tienen mucho más fácil. Si quieren que sus hijos se acojonen de verdad con la tele, sólo tienen que llevarles a la exposición de Nam June Paik que hay en Telefónica. El retorcido coreano utilizó la caja mágica para construir un repertorio escalofriante de monstruos como el de la foto. Cada uno de estos bichos tiene una envergadura de tres metros y, según parece, un trasfondo reflexivo de gran profundidad. Pero no quiero ni imaginarme el impacto que tendrían sobre un niño. En manos de Nam June Paik, la tele se convierte en un aterrador instrumento de tortura que marea, aturde y, si lo miras demasiado, hasta podría provocarte trastornos irreversibles. Nada recomendable para los que sean propensos a las pesadillas. Pero ideal para que vuelvas a tu casa y tires el mando por la ventana.
Si queréis leer más sobre Nam June Paik, visitad mitte.

6 comentarios:

n. dijo...

Me despierta curiosidad, pero ya me parece un poco manido atacar a la televisión como epicentro de todos los males de la sociedad. ¿Acaso no hay cine basura? ¿O literatura basura? ¿Y qué decir del periodismo? Esta semana buscaré un hueco para ver la exposición y ya comentaré qué me ha parecido...

Anónimo dijo...

Suena genial esa exposición. ESo si que es "high concept", la televisión convertida en un monstruo! Me encanta.

Por cierto yo era fan de los puercospines rosas.

Anónimo dijo...

Creo que no lo pillo, pero imagino que hay que verlo en directo.

A mí me daban miedo los cabezudos... reales. De la tele no tengo ningún mal recuerdo y tampoco me prohibían verla, salvo los dos rombos, claro.

rinconete dijo...

Creo que Paik encontró en la acumulación de tubos catódicos lo que Warhol logró con sus serigrafías, un atratctivo fondo de comercio. Vi algunos de sus robots, pero no conocía al Buda filmado que mencionan en mitte.

Una duda me carcome: que son los dos rombos de magapola?

Anónimo dijo...

Rinconete, te explico: en España, en los años setenta, cuando una película no era "apta" para menores de edad, aparecían dos rombos en la pantalla. Eso significaba que no había excusa: ¡a la cam! Ese es todo el misterio. El caso es que se convirtieron en míticos. Se dice por ahí que son dos rombos porque es el símbolo que se forma entre XXX...

rinconete dijo...

Creo que en Argentina no había simbolos, solo una extensa frase que explicaba que había finalizado el horario de protección al menor y que la responsabilidad recaía a partir de ese momento en los padres. O algo por el estilo. Lo que si recuerdo era el final del horario de antena (algo absolutamente anacrónico hoy, cuando la televisión es permanente), en el que siempre aparecía un cura disertando.
Sin duda parte del rechazo que me producen las sotanas viene de ahi.