sábado, 14 de abril de 2007

Bright Eyes / Cassadaga

Una vez conjurada toda la rabia post-adolescente (le acaban de caer los 27) y cubierta la cuota de modernidad con “Digital ash in a digital urn” (Saddle Creek, 2005), Conor Oberst se ha propuesto convertirse en el cantautor definitivo de la era de la globalización, el cambio climático y la guerra contra el terror. Consciente de lo resbaladizo que resulta el terreno de la canción protesta – tan propenso a anacronismos algo ridículos, como bien sabemos por aquí -, la aproximación de “I’m wide awake, it’s morning” (Saddle Creek, 2005) (obra maestra, por cierto) funcionaba gracias a la sutileza. En sus canciones no hay preguntas lanzadas al viento, y los grandes acontecimientos a escala global rozan y se imbrican en las vidas de la gente de a pie mientras anda enamorándose y desenamorándose, mientras busca un lugar en el mundo. Si “I’m wide awake…” era su “Nebraska” para jóvenes artistas atribulados del East Village, con “Cassadaga” (Saddle Creek, 2007) Oberst presenta su candidato a gran disco americano de principios del siglo XXI, un retrato exhaustivo del zeitgeist de la América de Bush con abundancia de referencias al cambio climático, el terrorismo y, sobre todo, a la religión (Cassadaga es el nombre de una comunidad espiritual de Florida).

Totalmente clásico en las formas, “Cassadaga” (Saddle Creek, 2007) mantiene el nivel musical de su predecesor en canciones tan acertadas como “Four winds” (ese violín…), “If the brakeman turns my way” (aunque un estribillo facilón y cierto aire de canción de autoayuda le quiten puntos), “Classic cars”, “Cleanse song” (la más pop del lote), la muy clásica “I must belong somewhere” o la preciosa “Lime tree”. El error está en pensar que la mejor manera de universalizar un mensaje es simplificarlo al máximo, y se cuela algún momento sonrojante en letras como las de “Clairaudients (Kill or be killed)”o “No one would riot for less”, o en el toque world music de “Coat check dream song”, la peor del disco con diferencia. Torrencial, excesivo, ambicioso, no hay más que verlo en el vídeo de “Four winds” pidiendo a gritos que alguien le grite “¡Judas!” para comprender las aspiraciones de Oberst. Pues qué bien, ya cuenta con mi voto para estrella concienciada de los noughties, y es que a alguien que ha compuesto una canción como “First day of my life” se le puede perdonar todo. 7

P.D.: Algunos mp3 de Bright Eyes aquí.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Por tu frase, que me encanta, "los grandes acontecimientos a escala global rozan y se imbrican en las vidas de la gente de a pie mientras anda enamorándose y desenamorándose", me da la sensación de que es un disco muy agradble de escuchar de un tirón... ¿Me equivoco?

Rfa. dijo...

Yo nunca fui capaz de disfrutar el I'm wide awake, it's morning. Pero siempre lo recordaré por haber sido el último disco que me compré en Madrid Rock.

n. dijo...

I'm wide awake, it's morning es una debilidad personal y, sí, Magapola, yo creo que es un disco realmente agradable de escuchar, aunque también entiendo que o te entra o no te entra, Rfa. Tiene frases que pueden parecer facilonas pero a mí me emocionan, como "we made love on the living room floor/with the noise in the background from a televised war", que me parece una manera elegante de enlazar las cosas. Nota estúpida, jeje: otro que o te entra o no te entra, Nacho Vegas, lo eligió su disco favorito de 2005 :)

Walter Kung Fu dijo...

Completísima revisión del último caramelo de Bright Eyes. Habiendo disfrutado tanto de I’m wide awake, it’s morning habrá que escucharlo con atención, por la recomendación y por el autor.