miércoles, 11 de abril de 2007

Seducción por seducción

Me ha llamado poderosamente la atención el artículo publicado en El País sobre la relación epistolar entre Ernest Hemingway y Marlene Dietrich. Al parecer ambos mantuvieron una calurosa correspondencia que simplemente se quedó en eso. ¿Simplemente? La verdad es que algunos piensan que esta relación es digna de mención porque es una prueba de que es posible el amor sin sexo y que eso es “muy bonito”. Yo sinceramente no considero una relación bonita porque haya o no haya sexo. Lo que me fascina a mí de esta historia no es el amor ni el sexo, es la seducción, que entre ellos se debería escribir con mayúsculas. Pura seducción, que placer.

16 comentarios:

Rfa. dijo...

A mí me llama más la atención el componente de tensión sexual insatisfecha, la verdad. Las historias de amor a medias tienen un encanto especial. Son material literario de primera. En este caso concreto, me gusta pensar que tanto Hemingway como la Dietrich sabían que podían acostarse con quien quisieran. Cuando estás en esa situación, la única forma de distinguir a un amante de los demás es, paradójicamente, no practicando el sexo con él. Es retorcido, pero lógico. ¿Aburrido? Bonito.

n. dijo...

La tensión sexual no resuelta es el motor de casi todas las historias que más nos gustan. Una pareja que está 40 años junta es admirable en la vida real, pero esa historia no suele funcionar como material literario. De todas formas, seguro que al menos Hemingway no le habría hecho ascos a ir más allá de las cartas :)

Anónimo dijo...

El caso es que ella no quiso... ¿por qué?

NáN dijo...

Creo que Hem bebía ya demasiado para que "eso" le importara.
Y que Diet había amado demasiado para que "eso" le importara.

No os podéis hacer una idea de la poca importancia que "eso" puede llegar a tener. Tan poca, como mucha la ha tenido otras veces.

La voz y la mirada llegan a ocuparlo todo.

Anónimo dijo...

En su caso la mayor fuerza residía en las palabras escritas. ¿Sabemos hasta qué punto nosotros también espresamos una mirada y una voz en nuestros escritos?

Anónimo dijo...

Perdón, "expresamos"... vaya, hablando de dar una impresión...

Anónimo dijo...

Definitivamente.
A veces, se nos nota hasta mal aliento (por el otro lado, poco seductor, de la cuerda).

Redwine dijo...

Puede haber preciosas historias de amor con sexo, sin sexo, o incluso sin seducción. Pienso en "84, Charing Cross Road" (no sé si os suena, hay libro, peli y obra de teatro), una historia real donde el acercamiento es a través de las cartas y de los años, lentamente, pasando de una relación comercial a "algo más".

Anónimo dijo...

la peli es "bestial".
Y tienes toda la razón, una hermosa historia de amor.

Gran recuerdo el que me traes, redwine.

Anónimo dijo...

¿Historias de amor sin seducción...? Me cuesta imaginarlas. Por el contrario, puedo hacerme muy a la idea de una seducción sin amor.

Redwine, sé muy poco sobre la película de la que hablas, no la he visto pero el tema de las relaciones epistolares me está interesando mucho, así que he de hacerme con ella ya.

NáN, ¿bestial? ¡La quiero ya!

Anónimo dijo...

La seducción se suele considerar un arte, pero más que eso creo que se trata de una cuestión de instinto, de talento, de fuerza mayor... Dietricht y Heminwgay.. singular pareja por demasiadmos motivos.

Anónimo dijo...

pequeñoIbán! acaba de decir algo certero, al quitar a "seducción" el término "arte" (como se usa cuando no es una "bella arte"), que en este caso iría mejor para la palabra "ligue", y definirla como "instinto, talento, fuerza mayor", porque a veces es una necesidad que pone en marcha lo mejor de nuestros ecursos, que es lo mismo que, mejor y más corto, ha dicho pI!.

Magapola, vía Google-Wikipedia tienes toda la información, ¡pero imagina que ella es Anne Brancoft y él Anthony Hopkins preanibaliano!

En casa la teníamos grabada, de la bendita La 2, claro, en una cassette de vídeo de esas que con los pases van perdiendo los cachitos de memoria (¿los "cachitos de hierro y cromo", que cantaba Kiko Veneno de las cassettes de sonido?).

¡Y ahora me he dado cuenta de que la historia prefigura muchas relaciones personales e intensas que nos vamos haciendo en estos blogs! Sinceros (al no estar nuestro rostro en ciertos sentidos lo podemos ser más), desplegamos lo que nos daría vergüenza abrir en una mesa de un bar ante los otros. Lo que en la película era raro, esa "relación virtual", ahora puede ser habitual.

Un buen sitio este. (Cuando no os ponéis insufribles en los temas políticos y sociales con vuestras manos limpias como si estuvierais a la vuelta de todo). (Y yo me pongo impertinente y pesado, lo sé, lo sé). (Es la halitosis mental que le comenté a MagaP y que se puede dar lo mismo que la seducción). (Las palabras pueden serlo casi todo). Como en una conversación entre amigos, hacéis surgir de mucho interés. No tengo tiempo para venir con regularidad, pero sí con frecuencia. Y no suelo ser tan pelota como lo estoy siendo en este párrafo. Ventajas de no tener cara.

Redwine dijo...

Mmmm, si, pensándolo bien, es cierto que la seducción forma parte de la forma de relacionarnos, y no se me ocurre relación amorosa en la que no esté presente de alguna forma, supongo que yo hablaba más bien de “seducción involuntaria” o inesperada.
Y, como dice nán, en una relación epistolar (como la que se da en la red, de algún modo) hay mayores facilidades para darnos a conocer "como queremos", calcular la jugada, atrevernos a más de lo que nos permitimos cara a cara, etc.

Anónimo dijo...

Da un poco de pena que hables así de las casettes de VHS... Creo que antes me haré con el libro, ya que hablamos de cartas.

El arte de la seducción, como el arte de amar... Arte e instinto... ¡Menuda mezcla!

P.D.: NáN, te ha quedado un poco pelota, sí, ¡pero se te agradece! Y aprovecho para decirte que gracias por dejarte caer por aquí cuando puedes.

Anónimo dijo...

Hay un componente de seducción inevitable en toda relación entre personas, ya se maneje esa realción vía palabra escrita o habalda, en la distancia o en la cercanía. Y es cierto que alguna es "involuntaria", como dices tú, redwine, pero a mi me resulta placentera la consciente, la creada.

Pat dijo...

Aunque muchas veces se nos presenta la seducción como fin para conseguir sexo, creo que la utilizamos en casi todo momento para conseguir ciertas cosas o que los demás nos vean como nosotros queremos.
Seducir es un arte, es verdad y ser seducido, todo un placer...