Grindhouse.

Cuando estaba en la facultad leí que a Hitchcock le aburría filmar sus películas, que lo verdaderamente divertido para él era imaginarlas. Aquel planteamiento me pareció una forma trágica de ver la profesión de cineasta, porque suponía estar aburrido y frustrado durante las cuatro o cinco semanas del rodaje, y eso era una putada. Me daba mucho mejor rollo Robert Rodríguez, capaz de someterse a experimentos científicos con tal de ganar la pasta suficiente para rodar las películas que se imaginaba, aunque le salieran cutres. Ahora han pasado muchos años y soy mucho más comprensivo, pero me siguen cayendo bien los directores que se lo pasan bomba cuando hacen cine. Entre ellos, Robert Rodríguez y Quentin Tarantino. Por si alguien no se ha enterado todavía, los dos han filmado juntos Grindhouse, una doble cinta donde dan rienda suelta a su pasión de cinéfilos cutres. Según parece, los Grindhouse Cinemas eran salas donde se proyectaban sesiones dobles de películas chungas de serie B, también conocidas como exploitation films. Tarantino y Rodríguez han querido rendirles un homenaje y han rodado dos pastiches, Planet Terror y Death Proof. El resultado es un experimento que no se sabe muy bien hasta qué punto es película o juerga de colegas, pero que desprende buen rollo por los cuatro costados. Para los que quieran saber más, pueden visitar mitte. Allí, a modo de sesión doble, voy a colgar las críticas de las dos películas: primero Planet Terror y luego Death Proof. Y para los que no quieran saber más, siempre queda el bueno de Hitchcock.