martes, 29 de enero de 2008

L'amour fou

Tras deleitarme leyendo Los Subterráneos, -a estas alturas ya me vale, pero, como bien dice Walter, me quedé En el camino-, creo percatarme de que en las grandes historias de amor literarias, al menos en algunas de las que más he disfrutado, los confines que delimitan el raciocinio para dejar paso al delirio,-y no me refiero al delirio amoroso, me refiero al delirio absoluto, a la "folie"-siempre son difusos...
De manera más acusada en ellas, que en ellos... ¿Será porque los autores en cuestión son hombres? ¿Será la vieja historia de la atracción que ellos sienten por la inocencia, la pureza, la indefensión? ¿Será a causa de la fatalidad como concepto inherente al "amor romántico"?...
Lo peor es que nuestras heroínas, siempre deliciosamente tristes, suelen salir perdiendo, ellos nunca las redimen, claro; sin ánimo de hacer un discurso feminista, los pocos casos de redención verdadera que conozco siempre se dan al contrario, nosotras solemos ser la redentoras.

He aquí algunos ejemplos:
-Mardou Fox, en Los Subterráneos.
-La Maga, en Rayuela.
-Justine en la novela homónima de El cuarteto de Alejandría.

Y por supuesto, la Nadja de André Bretón.

Todos ejemplos de mujeres fascinantes abocadas a un destino más o menos fatal, a causa de una inestabilidad que atrae de la misma forma en que aterra.
¿Compartís mi punto de vista?
¿Qué otros ejemplos se os ocurren?

11 comentarios:

NáN dijo...

Leerte esto a las 6:15 de la mañana me dejó estupefacto. No porque hubiera tomado estupefacientes, sino por la facilidad con la que te has saltado la barrera facilonga de la cuestión feminista para llegar a otro centro mucho más interesante para todos. "El camino" es una novela que me han tirado a la cabeza las dos o tres chicas a las que se lo presté. Ni soñar, por tanto, con pasar a ninguna "Los subterráneos".

Los beats dieron un enorme salto hacia delante, pero no lo innovaron todo. Para la cuestión mujer-hombre había que esperar al 68 (no solo mayo, no solo París) para que empezara a despejarse ("and it's a long and winding road") . En los años 50, en los USA, los beats ni se lo plantearon. Se amaron unos a otros, se desearon cuando el amor no fue posible y, cuando no se planteaban ese tipo de amor, se respetaron: todo entre ellos. Hay un tipo de machista soez: el que tiene miedo de sí mismo y se vuelve homofóbico; también está otro tipo más avanzado, heredero de los clásicos, que acepta o promueve con toda tranquilidad ese tipo de amores. En los años 50 (y mucho antes: desde que la religión monoteísta ocupó la base de la cima del poder, con ese miedo usurero al desperdicio del semen no dirigido a "poblar la Tierra"), todos los hombres eran machistas vulgares o fingían serlo para sobrevivir.

Así que la "cuestión" es implanteable, pero casi todas las chicas quedan enredadas en ella (y no me extraña, ¿eh?; conozco historias que ponen los pelos de punta). Pero tú no, Anadja. De ahí la estupefacción. Para mí, el ciclo dorado de Kerouac empieza con "El camino", sigue con "Los vagabundos del Dharma" y termina en "Los subterráneos". ¡Joder si me hubiera gustado estar metido en alguna de esas historias!

Pero la heroína redentora no queda muy bien parada. Pones muy buenos ejemplos (herejía de la que tendré que salvarme pronto, no he leído "Nadja"). Seguro que hay más: ¡pero no se me ocurre ni un solo de un texto grande en el que el redentor sea él! (sigo hablando de los años 50 hacia atrás). Cuando había ese amor fou, o ella era ninguneada o era una mujer fatal que hundía al hombre.

Ojalá se llene esto de ejemplos que me hagan comerme mis palabras.

Anónimo dijo...

Nunca me ha gustado el verbo redimir y menos para cuestiones de amor. ¿La Maga redimida? Dios, solo de pensarlo me pongo a temblar…

d. dijo...

Que no, Magapola, la Maga redentora. De Oliveira, claro. Como Sonia redentora de Raskolnikov en "Crimen y Castigo".
A mí me encanta el verbo redimir, y sobre todo en cuestiones de amor. Es algo muy Dostoievskiano y muy de tango. Una tragedia, sí, pero qué bonito.

Anadja dijo...

Magapola, el término "redimir" puede que tenga connotaciones negativas, pero echando un vistazo a la Real:

"Dicho de quien cancela su derecho o de quien consigue la liberación".

"Librar de una obligación o extinguirla".

"Poner término a algún vejamen, dolor, penuria u otra adversidad o molestia".

Ser redimida,salvada, rescatada o liberada... Lo que está claro es que La Maga se merecía más... O no, porque de ser así, no sería la Maga.

Anadja dijo...

Gracias por tu reflexión, nán, ¡qué capacidades a las 6:15 de la mañana!
A mí también me encantaría haber estado metida en alguna de las historias de Kerouac...
Y respecto a Nadja, yo te lo dejo cuando quieras.

d., ¡estoy absolutamente de acuerdo!

Walter Kung Fu dijo...

En Madame Bovary y en El amante de Lady Chatterlay se producen situaciones parecidas. Aunque la redención acabe de manera trágica.

Me sumo al bando de los beats y de cualquier otro que quiera comerse la vida o interpretar un tango.

En mi lista de futuribles, Los subterráneos, Crimen y Castigo, Rayuela y Nadja.

Pat dijo...

Post como estos me siven para darme cuenta de los mucho que me queda por leer, pensar y reflexionar.

ese dijo...

Leyendo la entrada y los comentarios he recordado, sin saber el porqué, el libro de Patrick Süsskind, "El contrabajo".

Un hombre llegado a la locura extrema por el amor hacia su contrabajo.

NáN dijo...

Irredimible, por suerte, Magapola (¡vaya endecasílabo tan guapo me ha salido!), eres un poco tramposona. Tampoco a mí me gustaría que Don Quijote se diera cuenta, ya en la venta donde le iban a armar caballero, de que estaba haciendo el chorras, y se volviera a su casa a comer tortas de hojaldre rellenas de palomo. Dejemos a la Maga y a Don Alonso como están, que están muy bien. Pero lo que sigue en pie es el triste papel que, en los amores fou, ha tenido la mujer: abnegada y anulada redentora, olvidada o mantis religiosa. Es de esperar que la cosa vaya cambiando.

Aunque con los amores fou la cosa tiene sus dificultades, ya que la biología les pone muchas dificultades para mantenerse como tales mucho tiempo. Con su costumbre de colocar un samovar en la mesa de operaciones, que hay que ver la cara que se le pone al que va a ser operado cuando lo ve allí, "ese" visualiza muy bien el absurdo.

Y ya de paso, me encantaría que Anadja te pasara, Magapola, ese ejemplar para que me lo trajeras el miércoles 6 (creo), que dos miércoles después haríamos la operación inversa. (Gracias, Anadja).

¿A nadie se le ocurre una novela donde la mujer del amor fou sea de carne y hueso y no se defina por lo que le sucede al amante?

Anadja dijo...

Eso está hecho, nán.

Pat, yo tengo esa sensación siempre os leo pero lo bueno es eso, ¡lo mucho que nos queda!

ese, incluyo "El Contrabajo" en mi lista de futuribles, como dice Walter.

Walter, grandes ejemplos, "El amante de Lady Chatterlay" me encantó...

Maine dijo...

Las mejores heroínas son las trágicas. Ofelia, por supuesto, la primera. Y siempre me he preguntado si se mató ella o la mató Hamlet.